Durante el amanecer o el ocaso, y si en el cielo hay nubes de baja altura, puede ocurrir un fenómeno conocido como rayos crepusculares o “rayos de Dios”. Reciben este nombre porque se asemeja a la representación de las apariciones divinas de los iconos religiosos. Pero hay otro fenómeno que no es tan conocido, llamado rayos anti crepusculares. Ocurren siempre los dos a la vez, aunque los segundos son más difícilmente perceptibles porque son de una intensidad mucho menor. La apariencia es muy similar y se observan justo en el lado opuesto al del sol. La siguiente fotografía muestra unos rayos anti crepusculares.
Cuando debido a las condiciones atmosféricas los rayos anti crepusculares son más visibles, frecuentemente desconciertan al observador ya que no existe una fuente aparente de la que procedan. Dadas las fechas en las que estamos, es fácil encontrar relatos en los que se plantea la existencia de un segundo sol al otro lado del horizonte.
La explicación a este fenómeno es la perspectiva. Ni los rayos crepusculares son verticales abriéndose desde la posición del sol, ni tampoco lo son los rayos anti crepusculares. Se trata de la sombra producida por las nubes que se proyecta por encima de la cabeza del observador y que al mirar al horizonte parecen confluir en un punto de fuga.
En la siguiente fotografía tomada desde satélite se aprecia fenomenalmente lo que ocurre en realidad.
