Una comisión investigadora rechazó el pasado lunes el estudio francés que relacionaba el consumo de maíz transgénico con el cáncer en ratas, y aconsejó que se realizase un estudio serio e independiente para asesorar al público.
El Consejo Superior de Biotecnologías (HCB) dijo que no encontró “ninguna relación de causalidad” entre la aparición de tumores en las ratas y el consumo de maíz NK603 de Monsanto ni con el herbicida Roundup, que constituían la base del experimento. La conclusión del estudio es que la metodología utilizada había sido “inadecuada”. El estudio no proporciona información científica sobre la detección de cualquier riesgo para la salud relacionado con el maíz NK603, tratado o no con Roundup. Sin embargo, el HCB también pidió una investigación más rigurosa bajo los auspicios del Gobierno con la finalidad de de informar a un público desconcertado por la controversia.
En septiembre, el equipo dirigido por Gilles-Eric Séralini de la Universidad de Caen (Normandía), publicó en la revista revisada por pares Food and Chemical Toxicology, un estudio en el que se decía que ratas alimentadas con maíz modificado genéticamente y/o agua con dosis de Roundup disuelto, habían desarrollado cáncer. El informe desató una tormenta de reacciones entre un público europeo sensibilizado, donde los cultivos transgénicos se enfrentan a muchas restricciones.
NK603 ha sido diseñado para que sea resistente al herbicida Roundup, fabricado por la empresa de biotecnología agrícola Monsanto. De esta manera, los agricultores pueden rociar los campos con el herbicida sin dañar la cosecha, aumentando la producción.
Seralini afirmaba en el informe, que su experimento fue el primero en probar el maíz transgénico en roedores a lo largo de un periodo de dos años, en contraste con los estudios tradicionales de solo 90 días, llegando a la conclusión de que el maíz y el roudup provocaban la aparición de tumores. El viernes pasado, seis academias de ciencia francesas (academia nacional de agricultura, medicina, farmacia, ciencia, tecnología y veterinaria) se posicionaron en contra de las conclusiones del estudio afirmando que no permite extraer ninguna conclusión fiable, y que su único interés es el de sembrar el temor entre el público.
Para el HBC, Seralini, conocido enemigo de los alimentos transgénicos, debería participar en la nueva investigación que recomienda.