Los defensores del cigarrillo electrónico dicen que es una alternativa limpia al tabaco, e incluso que sirve para dejar de fumar. Las empresas que los producen (en su mayoría sin regulación) aseguran que son inofensivos. La realidad es un poco más complicada. Veremos aquí cuatro ideas erróneas sobre los cigarros electrónicos y las evidencias científicas en contra de ellos.
Mito 1: El vapor del cigarro electrónico no es dañino.
Las capsulas de “vapear” contienen nicotina, agua y un disolvente (normalmente glicerina o polietilenglicol). También pueden contener agentes aromatizantes, tales como aceite de gaulteria. Aunque esta mezcla puede sonar bastante inofensiva, ni el líquido, ni el sistema de administración del dispositivo están regulados; esto significa que los cigarrillos electrónicos podrían producir sustancias químicas nocivas.
De hecho, estudios recientes han identificado impurezas que van desde el formaldehído a los metales pesados en el vapor de los cigarros electrónicos. Además, el polietilenglicol es un conocido irritante de los ojos y las vías respiratorias.
Un estudio reciente encontró formaldehído, acetaldehído y acetona en el vapor obtenido de varios modelos de cápsulas de nicotina líquidas.
A esto hay que añadirle que los usuarios pueden amplificar la intensidad de administración de la nicotina, dando como resultado una mayor cantidad de vapor y de sus correspondientes sustancias nocivas. El vapor tiene un contenido químico más bajo que el humo del tabaco, pero se encontró una enorme variabilidad en las cantidades de sustancias medidas entre los diferentes productos testados.
Mito 2: Los cigarrillos electrónicos son seguros
Además de la posible toxicidad de los subproductos químicos, que a largo plazo puedan perjudicar a los usuarios, los cigarros electrónicos son peligrosos por ostro motivo. La nicotina líquida es extremadamente tóxica cuando se ingiere. En algunos informes, niños lactantes han ingerido accidentalmente esta sustancia.
Las posibilidades de que esto ocurra pueden aumentar con las nicotinas líquidas con sabor, que puede venir en paquetes de aspecto atractivo y con agradable olor.
Es un producto que puede ser mortal en dosis altas, y que se puede adquirir sin receta. Una cucharadita de nicotina líquida estándar sería suficiente para matar a una persona de 90 kilos.
Mito 3: Se puede dejar de fumar con los cigarrillos electrónicos
Hay pocos estudios al respecto y con resultados dispares. En algunos casos los usuarios redujeron el consumo de tabaco normal, pero no consiguieron abandonar el hábito de fumar.
En general, los estudios sugieren que los cigarrillos electrónicos no están asociados con el éxito en dejar de fumar en muestras generales de población de los fumadores. Al contrario, un tercio de los usuarios jóvenes son adictos a la nicotina sin haber probado nunca un cigarrillo convencional.
Mito 4: El vapor de los cigarrillos electrónicos no es dañino para los fumadores pasivos
Un incentivo a la venta de los e-cigarrillos es que pueden ser utilizados en cualquier lugar, ya que no producen humo tóxico que pueda ser perjudicial para las personas que están próximas. Pero la inhalación de vapor de segunda mano, también conocido como “vaping pasivo”, no es inofensiva. De hecho, los expertos dicen que aunque el nivel de los productos químicos tóxicos en el vapor de segunda mano es más pequeño que en el humo de segunda mano, el humo e-cigarrillos contiene una cantidad similar de pequeñas partículas de metales pesados y otras sustancias que pueden dañar los pulmones.
Fuente: Live Science