A Elizabeth Stephens y Annie Sprinkle se les ocurrió en una noche de 2008 (no se sabe si con la ayuda de unos porros y cubatas) que la mejor manera de enfocar su activismo medioambiental era casarse con la naturaleza, y consumar el matrimonio.
La idea de estas dos señoras, era dejar de ver a la Naturaleza como una madre a verla como un amante. “Una madre te perdonará todo lo que la hagas, pero un amante te dará un puntapié si le maltratas”.
Los seguidores de esta gilipollez, que según sus promotoras son más de 100.000 en todo el mundo, se reúnen en el campo y hacen el amor con la tierra.…