Según cuenta la historia, un día de 1954 un hombre llegó al aeropuerto de Tokio. Como en todos los vuelos internacionales, los pasajeros tuvieron que pasar el control de pasaportes a la entrada al país. Pero este día no iba a ser como el resto para los policías de la aduana del aeropuerto Japonés.
El pasajero presentó un pasaporte de un país llamado Tuared. Llevaba moneda de varios países europeos y hablaba francés. Los funcionarios de aduanas se quedaron perplejos porque nadie conocía un país con ese nombre, aunque aparentemente el pasaporte era legal y llevaba impresos los visados de otras entradas y salidas de países, incluso del propio Japón.…